En entornos en los que es previsible que se puedan producir concentraciones de bacterias o en aquellos en los una mínima presencia puede ser perjudicial.
Las pinturas antibacterianas forman una barrera química para su proliferación; al contar con una capa química exterior que impide la proliferación de bacterias, moho, hongos y otros agentes que pueden afectar a la salud.
Si se aplican pinturas de alta calidad, su efecto se ve incluso reforzado por el paso del tiempo. Son pinturas de fácil aplicación que cubren a la perfección las superficies más difíciles y, además, son fácilmente lavables.
Además de lavable, es inocua, atóxica y apenas da olor. Cuenta con condiciones impermeables y apenas sufre condensación por ser una barrera transpirable.
Su barrera exterior es altamente resistente a los productos químicos que puedan ser utilizados en su limpieza y, además, no cambia su color por la luz del sol.
Obligatoria en ambientes médicos o de manipulación de alimentos, se convierte también en una opción muy aconsejable para viviendas y todo tipo de espacios comerciales o administrativos.